Misha y Cris son, en apariencia, muy diferentes, pero cuando la soledad los une descubren que las diferencias pueden salvarse cuando hay voluntad de hacerlo.
Ambos inician una amistad que se desarrolla con gran rapidez y que se convierte en algo más, aunque Misha se niega a reconocerlo por temor a ser utilizado de nuevo y la compañía de Cris le gusta demasiado como para perder su amistad.
Cuando Cris huye de él, decide poner tierra de por medio, negándose a detener su vida por nadie.
Y es que a veces la distancia puede solucionar aquello que parece no tener solución
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