Lanzarote, la más oriental de las Islas Canarias, tierra árida y fascinante, con sus volcanes y sus playas, sirve de marco único para el comienzo de este relato.
La familia Perdomo, apodada "Maradentro", se dedica desde tiempos inmemoriales a la pesca. Pero los Perdomo ven alterada su pacífica y rutinaria vida a causa de una bendición que llega a antojárseles a ellos como una maldición: Yaiza, la menor de la casa, es una muchacha de belleza extraña, poseedora de un "Don" sobrenatural para "aplacar a las bestias, aliviar a los enfermos y agradar a los muertos".
Uno de los hermanos de Yaiza mata al único hijo de Don Matías Quintero, poderoso terrateniente de la isla. Éste experimenta unos anhelos de venganza que van más allá incluso de la muerte. Damián Centeno, ex legionario y aventurero, un hombre duro y astuto, antiguo subordinado de Quintero en la Legión, es llamado por Don Matías para llevar a cabo sus própositos. Pero el misterioso espíritu de la isla y el Océano imponen su inquebrantable ley.
Alberto Vázquez-Figueroa nació en Santa Cruz de Tenerife y, antes de cumplir un año, fue trasladado a África, donde permaneció hasta los dieciséis. En 1959 obtuvo el título de la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Como enviado especial de Televisión Española, así como de distintos diarios y revistas, recorrió la mayor parte del mundo, lo cual le ha servido de inspiración para escribir sus grandes novelas que han alcanzado el éxito literario.
Leí este libro, que es el primero de la trilogía, cuando apenas tenía quince o dieciséis años. Me impactó de tal forma que, años después, la sigo releyendo. Una obra fasciante, cautivadora, envolvente e imprevisible, que me cautivó tanto que cuando tuve a mi hija, no lo pude evitar. Le puse el nombre de Yaiza.
Un libro que os recomiendo encarecidamente.
Un beso, un abrazo y un mordisco.
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