Desde hace ya demasiadas décadas, Egipto se ve sometido al yugo inclemente de los hicsos, bárbaros procedentes de Asia que han logrado conquistar un imperio colosal. Escalvizados mediante la crueldad y el terror más extremo, los egipcios empiezan a creer que sus dioses les han abandondado. No obstante, existe una débil esperanza, que día a día, se va haciendo un poco más sólida: la lucha iniciada tiempo atrás por la reina Ahotep sigue sumando victorias, ínfimas pero decisivas. Gracias a esta mujer decidida e inteligente, que cuenta además con el beneplácito de los dioses, los sometidos egipcios empiezan a atisbar un destello de luz en el tenebroso futuro que los hicsos les han impuesto.
En la primera línea de batalla, junto a Ahotep, está su hijo, el joven farón Kamosis, que sume su destino de liberados hasta las últimas consecuencias. En su avance, tanto hacia el norte como hacia el sur, su ejercito rebelde va engrosando sus filas con hombres desesperados de todas las regiones de Egipto. A pesar de las inevitables traiciones y las artimañas del temible Apofis, el emperador de los hicsos, los partidarios de la causa egipcia permanecen unidos por la esperanza de un futuro mejor, guiados por la fuerza que inflinge la mirada misteriosa de Ahotep. Y aunque el poderoso enemigo hicso sigue menospreciando el ímpetu de tan inesperada rebelión, aún no se ha librado la última batalla.
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